Nunca viene mal enfrentarse a lo que uno ha escrito y hablado; sobre todo, cuando se autodefiniría como universitario y entiende por tal vivir en continuo diálogo con los demás. Partiendo de esas premisas, he estudiado bastante, aprendiendo de quienes han sabido mucho más que yo. He ejercido durante decenios como docente, argumentando ante aquellos en los que intentaba sembrar el afán de aprender. He intentado, a mi vez, en la Universidad considerar míos los problemas de los demás. Esto me ha llevado a escribir, no solo en el ámbito académico, para dialogar con mis colegas y con los que compartían mis preocupaciones, sino también -desde temprano- en los medios de comunicación a campo abierto.
Todas estas experiencias las busqué y trabajé con ahínco; algunas otras -como suele decirse- me cayeron del cielo. Un día un destacado político de la transición democrática, con el que había compartido inquietudes universitarias, me propuso aspirar electoralmente al máximo diálogo democrático en el Congreso de los Diputados. Tuve así ocasión de vivir la política y -como diría mi paisano Antonio Machado- conocer cuanto ella pueda tener de hospitalario. Más de diecisiete años empeñé en comprobarlo.
Algunos de los múltiples amigos, con los que me relacioné en tales menesteres, tuvieron a bien convertirme en candidato a Magistrado del Tribunal Constitucional y a más de tres quintos del Congreso -que, obviamente, me conocían bien- no les pareció del todo mal. Tuve así ocasión de analizar los frutos de la labor de legisladores, miembros de diversos Ejecutivos y del Poder Judicial.
Es fácil pues, tras más de sesenta años de pisar por vez primera la universidad, reconocer que vivir es argumentar y que -a estas alturas- no cabe repasar argumentos sin despertar recuerdos.
Los últimos cuarenta y cinco años son decisivos para entender nuestro presente y vislumbrar el futuro. El autor procuraba, como docente, convencer de que adiestrarse en plantear y plantearse nuevas preguntas es más importante que acumular respuestas acertadas. De ahí el protagonismo en este libro de los periodistas que, al plantearlas, reflejaron la actualidad durante esos lustros y permitieron al autor esbozar sus puntos de vista al respecto, en su sucesivo papel de catedrático, diputado, magistrado del Tribunal Constitucional y secretario general del Instituto de España. Para ellos, su agradecimiento.
SOBRE EL LIBRO
Andres Ollero. El bullicio de la opinión pública. Francisco Sosa Wagner. 22/10/2023
Presentación del libro. José Antonio Gómez Marín. 23/10/2023
Presentación del libro. Ignacio Camacho. 23/10/2023
Vivir es argumentar. Un tributo a los periodistas Fran Serrato. 24/10/2023
Vivir es argumentar. Andrés Ollero. 30/10/2023