Secretario general del Instituto de España, diputado por el Partido Popular durante diecisiete años y Magistrado Emérito del Tribunal Constitucional, Andrés Ollero Tassara presentó ayer en Sevilla su libro número 34, Entre el Derecho y la vida pública, una suerte de selección de artículos suyos que de alguna manera resumen una dilatadísima trayectoria personal. A decir verdad, sin embargo, la obra casi fue lo de menos en el acto que se celebró en el Real Círculo de Labradores. Ausente el ilustre letrado Francisco Baena Bocanegra por motivos de salud, el evento se convirtió en un mano a mano entre Ollero y Francisco Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla e igualmente diputado pero por Vox. Uno preguntaba, aunque en realidad reflexionaba, y otro contestaba. Los temas, un poco de todo: la eutanasia, la “izquierda individualista radical”, el Derecho natural, el aborto, la “laicidad”, el matrimonio homosexual… Y de fondo, siempre, la Constitución. “Peca de buenismo”, afirmó Ollero en el tramo final del evento.
Como no es fácil hilar todo lo que dijo durante la hora larga que duró el acto, lo mejor es ir por orden cronológico. Y el primer asunto que tocó fue el de la eutanasia. “Si a una persona se le viene a decir que ya ha sufrido bastante y ella dice ‘no me obliguen a seguir sufriendo’, hay una obligación moral que es la compasión, pero el Derecho no tiene nada que ver con la compasión”, advirtió. El Derecho, en cambio, debe ser “una exigencia de responsabilidad”.
“Estamos metidos en una ideología individualista radical, lo que se llama woke”, denunció cuando, en mitad de esa respuesta sobre la eutanasia, dio un giro y recordó lo que pasó cuando se creó una comisión para regular las parejas de hecho y “por allí pasó todo el movimiento LGTBI bajo palio”. “El buenismo es una catástrofe para la vida social”, insistió justo después de criticar al socialista ya fallecido Pedro Zerolo y lamentar que en Madrid se le pusiera su nombre a una plaza que antes recordaba al carlista Juan Vázquez de Mella. “El Derecho existe para imponer convicciones, para prohibir cosas que no se deben hacer. Esa idea individualista de que uno tiene derecho a todo lo que no está prohibido no es cierta. En el cielo no hay Derecho”, afirmó. “Es la izquierda la que está metiendo el individualismo radical. Es absurdo”, apostilló.
Lógicamente, al ser cuestionado por la “laicidad” en una pregunta que acabó desembocando en el derecho al aborto, la senda que siguió el protagonista era fácil de adivinar. “El aborto no es una inmoralidad, es una antijuricidad brutal”, respondió primero. Después, quizás con cierto paternalismo, alabó “la buena fe de quienes rezan el rosario” delante de clínicas abortistas, pero… “Es muy poco inteligente porque vienen a decir que es un problema confesional y no lo es, es un problema de la libertad personal”, matizó.
Tras ese paréntesis, Ollero entró a fondo en el debate sobre el laicismo y la separación entre los poderes públicos y la religión. Lo primero que hizo fue expresar su temor por el artículo 16, “que es el mejor de la Constitución”. El precepto “garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”. “Tengo el pálpito de que si se cambia la Constitución, van a ir a por el artículo 16”, opinó. Acto seguido justificó el poder, o la influencia, que debe tener el catolicismo en España: “Critican que a la Iglesia Católica le dan más dinero… Pues sí, igual que al fútbol le dan más dinero que al bádminton”, comparó. “Me preocupa el laicismo autoasumido de muchos católicos que creen que no pueden imponer sus convicciones a los demás”, remató.
Ese camino por las supuestas concesiones del catolicismo, por llamarlo de algún modo, lo condujo hasta el matrimonio homosexual:“Va en contra de lo que dice la Constitución, eso es una arbitrariedad”, espetó. Se refería al artículo 32, que dice que “el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”. En concreto remarcó lo de “hombre y mujer”.
“La Constitución peca de buenismo, no capta la posible deriva de la partitocracia. Pero como veníamos de un tiempo en el que no había partidos…”, prosiguió Ollero. Acontinuación definió el comunismo como “un disparate”, denunció el intervencionismo político en el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional y consideró que, en definitiva, “hay que modificar la Constitución”.