«Adj: Solo, único en su especie. Sinónimos: único, señero, individual, aislado. Antónimo: plural. Adj. Extraordinario, raro o excelente. Sinónimos: extraordinario, excepcional, irrepetible, único, excelente, particular, especial, original, notable, sorprendente, raro, peculiar, típico, distinto, diferente, extraño, misterioso, absurdo»
Diccionario de la Real Academia Española
Cuando a uno le gusta escribir, es lógico que se convierta en asiduo lector del diccionario de la RAE. No en vano levanta acta, no tanto de cómo se debe hablar, sino cómo -de hecho- se habla en español. De poco se aprende más que de lo que hablan los que nos rodean.
Parece que los minoritarios nacionalistas chantajean al Gobierno para lucrarse con una financiación tan «singular», que consistirá en que se trate económicamente mejor a los que más ganan, a cambio de que ofrezcan a los que no lo pasan tan bien lo que estimen oportuno. Hay que reconocer, no obstante, que en esta ocasión no se ha pretendido engañar a nadie, El término ‘singular’ rebosa una encomiable sinceridad.
Vaya por delante que me parece normal que a la mayoría de los mortales –y a muchos de los catalanes que conozco– le sobren motivos para estar encantados de dónde han nacido, muestren un notable amor al terruño y disfruten de los ritos y costumbres de sus mayores. Yo mismo, sin ir más lejos, estoy encantado de ser andaluz.
Pero la lengua, que tanto nos enseña, entiende por nacionalista un modo de comportarse decididamente excluyente, que invita al privilegio, desde el convencimiento de merecer mucho más que los demás. Es lógico que se exija singularidad, si uno se considera «único» y entiende, en consecuencia –aunque léxicamente no venga a cuento– como «señero» saberse merecedor de ser tratado como un señor. Todo ello deriva hacia un comportamiento individualista y a una querencia a aislarse de los de abajo.
La lengua nos recuerda, a la vez, que lo que se considera «singular» acaba, en no pocos contextos, enfrentado a lo «plural»; al estar el pluralismo vinculado a esa igualdad, que le aparece como vecina entre los valores jurídicos superiores, en el primer artículo de nuestra Constitución. Al nacionalista le costará, por tanto, soportar la igualdad y encontrase cómodo en un demasiado amplio bien común.
Si seguimos leyendo, encontraremos otras acepciones de lo «singular», que al nacionalista no le llamarán la atención, como que su propuesta le parezca «excelente»; sin que llegue a preocuparle que –por «extraordinaria»– resulte difícilmente compartible.
Los nuevos sinónimos, que siguen brotando, continuarán perfilando el entusiasmo de la singularidad nacionalista por lo «excepcional» y lo «irrepetible». El nacionalista nunca se conformará con lo que le den, si se lo dan también a los demás. No le bastará con un logro «excelente»”, habrá de exigir que sea también «único», «especial» y con claro beneficio «particular». No debemos, sin embargo, jugar a hacernos trampas al solitario. Hay, entre las primeras acepciones de lo «singular» una que no debemos olvidar: «único en su especie». Si el nacionalista del que hablamos es catalán, no podrá en ningún caso presumir de ello. Nunca serán catalanes los primeros en disfrutar de lo «singular». Ya se les adelantaron vascos y navarros, de los que –según se afirma– heredaron por vía carlista el nacionalismo.
Se trata de una realidad que, a ser sinceros, no cabe olvidar. Se habla en estos días de lo absurdo de proponer un cupo catalán, pero con ello se está ofreciendo el único argumento razonable para defenderlo. Obviamente no cabe un sistema autonómico con cupos para todos. Ni siquiera pensando en una España confederal, que suena a película de pieles rojas. Lo que parecía afán de singularidad se convierte así en razonable envidia.
El peculiar afán de consenso que hizo posible la transición democrática, incluyó una premisa claramente fallida. Se trataba de contentar a todos y ello llevaba consigo conservar privilegios seculares, mantenidos por el franquismo, insólitos en cualquier democracia de la época. Con ello se pretendía lograr el voto del nacionalismo vasco, y ni siquiera eso se consiguió. La Constitución acabó incluyendo cupos gratis total. ¿Cuántos años podrá soportarlos?
El propio diccionario recoge también como acepción de lo «singular»”: «Dicho de un combate, de una batalla o de una pelea: Que enfrenta individualmente a dos personas». Y en esas estamos… Andrés Ollero. Magistrado Emérito del Tribunal Constitucional