Con José Antonio Muñoz (Ideal de Granada)
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José Antonio Muñoz

26/11/2025

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«El ciudadano medio ve el derecho como una imposición, no como algo que nos iguala»

Acaba de publicar el libro ‘¿Qué es el derecho?’ donde vuelca parte de su experiencia en la vida política y en la esfera de la jurisprudencia

 

El jurista Andrés Ollero (Sevilla, 1944) es un intelectual inquieto que durante sus diferentes épocas dedicado al servicio público no ha pasado precisamente desapercibido. Tanto en la época en que fue diputado por Granada como en la que ejerció como magistrado del Tribunal Constitucional, y por supuesto, en los muchos cursos académicos en que ejerció la docencia universitaria –buena parte de ellos, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada–, tejió un entelado de convicciones y experiencias que ha volcado en su más reciente libro, ‘¿Qué es el derecho?’ (Senderos), que presentará mañana jueves a las 19.00 horas en el Colegio de Abogados.

 

Empieza usted el libro diciendo «¿Qué es el derecho? Menuda preguntita…». La misma que le hacemos ahora.

(Risas) Para responder a esta pregunta, lo mejor es remitirse al artículo 1 de la Constitución, donde habla de los valores superiores del ordenamiento jurídico. Concretamente, menciona la libertad, la igualdad y la justicia. Pero ese planteamiento puede llevar a algún error, porque igualdad y libertad son conceptos, pero la justicia es una actividad. Por eso se habla del derecho como la actividad de hacer justicia. El derecho tiene como objetivo facilitar

una convivencia ordenada entre ciudadanos muy diversos.

 

–Ayer el Gobierno nombró a una fiscal general cuyas dos características principales, según el ministro Bolaños, son el hecho de ser mujer y progresista.

–Esto es un modo de crear derecho, ya que el ministro Bolaños anunció un nombramiento para el que el Gobierno está legitimado. Al menos, han dejado claras sus preferencias. Creo que el hecho de que la persona nombrada sea mujer o varón no tiene que ver mucho con la actividad de la Fiscalía, y en cuanto a lo de progresista, pues no parece que quieran acaparar más apoyo del que ya tienen, y no me parece muy oportuno.

El fiscal general es el defensor de la legalidad y los derechos de

los ciudadanos, no de una ideología concreta.

 

–Hay quien dice que no hay derecho, solamente leyes.

–Las leyes son una parte de la actividad jurídica. Con frecuencia, se tiende a identificar derecho y ley, y no son lo mismo. Hay constituciones como la alemana que diferencian derecho y ley. El derecho es bastante más que la ley, porque hay principios jurídicos como la libertad que no son una norma, sino un valor superior del ordenamiento.

 

Paradojas

 

–Dedica un capítulo al Estado de Derecho y al derecho de Estado. Es importante esa distinción.

–En ese capítulo reflejo algo paradójico. Todo el mundo habla de Estado de Derecho, y todos estamos

a favor. Sin embargo, el ciudadano medio, cuando oye hablar de derecho lo que tiene en la cabeza es el derecho del Estado. No contempla el derecho como un ajustamiento de la igualdad, sino como una imposición, sobre todo si obliga a una determinada conducta. Hay que procurar que cuando el Estado maneja el derecho, lo respete. Que no ejerza el poder sin control.

 

–No rehúye dos temas que forman parte de su ideario, como la eutanasia y el Derecho de Familia, que, según afirma ha desaparecido del mapa.

–He procurado que el libro sea divulgativo, e incluso trato los temas con cierto humor e ironía. Por eso afirmo que más que existir el Derecho de Familia, hoy se legisla contra la familia. Cada vez es más complicado armonizar lo que se legisla con el propio concepto de familia. Hay 50 distintos. Antes se hablaba de una institución jurídica, que por definición debe ser estable y comprensible. Es una institución solidaria y comunitaria. Sin embago, lo que hoy respiramos es un individualismo notable.

Y la eutanasia tiene que ver con ello, porque es un problema que se suele plantear en familia, y esta, al menos como se entendía antes, no existe.

 

–Cuando se aplica el derecho en interés propio, ¿dónde nos lleva?

–A una patología. El derecho se puede usar en interés propio, pero eso no es sano. Hace tiempo escribí un artículo que se llamaba ‘El derecho a lo torcido’. Y no creo que tengamos derecho a lo torcido.

 

–Usa usted con frecuencia la palabra imparcialidad en el libro. Un concepto en crisis.

–En determinadas profesores como la judicatura es imprescindible. Puede gustarnos o no una sentencia, pero se debe emitir con imparcialidad. Este es un concepto que se presume, como se presume la parcialidad en los abogados, porque en ello consiste su noble tarea. La relación entre jueces y política ha sido siempre compleja.

–También dedica usted la partitocracia y la crisis del parlamentarismo.

–Que conste que estoy a favor de los partidos… Ayudan a racionalizar la vida política, pero la partitocracia es una degeneración. Pretender que todo lo hagan los partidos, cuando la democracia interna en ellos es algo complicado, supone riesgos.

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